Un mes y nos hemos quedado cortos. Ahora nos damos cuenta de nuestra soberbia al querer abarcar tanto en tan poco tiempo.

Sin título

Afortunadamente, llevábamos un as en la manga y encontramos otro en el camino. El primer as fue un planning detallado que tomamos prestado a un crac de los viajes y de las fotos a quien debemos cervezas y abrazos (y un planning detallado de Galápagos, pero eso es otra historia). Con ese planning no podíamos fallar, solo había que armarse de valor y alquilar un coche, y eso hicimos.
Lo siguiente fue elegir un centro de operaciones desde donde organizarnos, y ese fue el segundo as. No solo dimos con un rincón acogedor en pleno barrio gastronómico sino que además, nuestro anfitrión resultó ser un cruce entre la agenda canalla, el archivo histórico y un corazón generoso con ganas de compartir su tiempo.

Con todo ya listo salimos para el PN Tortuguero. Adivinad qué fuimos a ver allí… Pues no solo tortugas aunque fue lo más impresionante, sino también perezosos, caimanes, iguanas… Para llegar hay que atravesar una zona con plantaciones de plátanos (¿recordáis Chiquita Banana? Pues viene de aquí), y fuimos testigos de un paso a nivel para… ¡bananas!

10 minutos antes de salir la barcaza, llegamos al embarcadero donde nuestro Rocinante quedaría aparcado durante tres noches.
La travesía de una hora a través de los canales que llevan al parque nacional/natural (PN) te deja claro que salir de allí no es como salir de un parque temático. En Tortuguero nos informan de que llegamos a final de temporada de desove de tortugas y nuestras esperanzas empiezan a flaquear. Por ello, decidimos ir esta misma noche y para nuestro alborozo podemos observar a una orgullosa y atareada mamá tortuga poniendo sus 180 huevos. Personalmente, en su lugar, habría preferido algo más de intimidad, ya que la escasez de tortugas hace que seamos 4 grupos turnándonos para asistir al milagro. Esos si, la naturaleza se cobra su tributo en forma de ataque de hormigas de fuego y de chaparrón nocturno. A la mañana siguiente (a las seis) tomamos una barca para ir en busca de loas especies que habitan el PN (leed parque nacional, que si no la empezamos a liar…): caimanes, iguanas preciosas, perezosos, una anaconda y una infinidad de aves… bajo una lluvia que pronto nos deja calados hasta los huesos. Después de una laaaarga siesta, salimos para poder ver el kilómetro de PN que queda al lado del pueblo. Pronto empieza a llover y las hordas de mosquitos siguen nuestra nuca sacándonos vorazmente a cada pausa, pero conseguimos ver un basilisco y algo más. Decidimos hacer el camino de vuelta por la playa aunque quedemos absolutamente a merced de la lluvia que no hace más que arreciar. Pequeños caparazones vacíos aparecían aquí y allá, dibujando una mueca triste en nuestros rostros empapados por la lluvia, inclemente naturaleza. Y entonces, Guillermo señala sobre la arena hacia algo del tamaño de una concha grande que avanza decidido hacia la orilla. ¡Es nuestro primer bebé tortuga! Y no solo eso, es el primero de todo un nido que acaba de abrirse camino. Me emociono mientras lo recuerdo porque con diferencia esto ha sido lo más fuerte que hemos visto hasta ahora. No había nadie más allí. Nos quedamos embobados, como si tuviéramos algo que ver con aquel milagro, y mantuvimos guardia para evitar cualquier ataque aunque no fue necesario, ni perros ni jaguares ni aves vinieron a merendar y nuestras pequeñas amigas llegaron al mar sanas y salvas. Más adelante vimos un nuevo nido a medio vaciar, pero nada igualó la sensación que nos embargó con el primero. Dormimos soñando con tortuguitas y volvimos a nuestro Rocinante encantados con la experiencia y deseando que de aquí a veinte o veinticinco años, algunas de esas tortugas consigan volver.

LA primera

La invasión

El nido

La temporada de desove termina la última semana de octubre.

Se puede llegar en coche o autobús desde San José pasando por Cariari y llegando al Puerto de Pavona.
Salida de las barcazas a las 11pm,13pm y 16pm. Cuidado, os propondrán comprar ida y vuelta sin deciros que hay otras barcazas que hacen el trayecto mucho más barato.

Hay un cajero y recomendamos usarlo en español (es racista) y va mejor con VISA que con MasterCard.

Los tours son fáciles de contratar, a través de la oficina de turismo o de vuestro hotel. Nosotros estuvimos en el único con piscina “Los Amigos Jungle Hotel” y tienen otro sin piscina pero con vistas a la playa (que no es de bañarse… avisados estáis) de cuyo nombre no logro acordarme.

Parque natural 15$ (pudimos pagar con tarjeta, de pagar en efectivo recomendamos pagar en dolares, el cambio no era bueno) Este tíquet vale para todo el día y con el puedes acceder al sendero de 6 kilómetros (ida y vuelta) y a la zona de la playa donde vimos los nidos de tortugas.

Tour PN por el canal con guía
5:30 – 8:30
Canoa 25$ (rema el guía y tú si quieres)
Kayak 35$ (remas tú)

Tour desove de tortugas nocturno
25$ (reserva)+ 5$(guía) 21:00

Y con esto os dejamos hasta dentro de tres dias si nos respeta internet 😉