Es difícil calificar este parque natural, en serio. Me atrevería a decir (sin que Nerea me oiga) que es el parque al que ir si solo vais a visitar uno. Tiene TODOS los bichos, o casi, es de fácil acceso, los bichos parecen estar entrenados para salir a que los veas, tiene playas…
Lo malo, los bichos se las saben todas y los monos, en coalición con los mapaches, son un peligro para todo aquel que lleve comida. Bueno, más peligro para la comida que para las personas 🙂

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Estuvimos unos tres días disfrutando del hotel, hecho con contenedores, y su piscina. Tres días de playa, bichos y descanso de coche, ni un metro lo movimos. Era tan solo un respiro antes de llegar a Corcovado (creo que el parque que más nos gustó), pero eso vendrá después.

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La zona que está más pegada al parque nacional tiene hoteles interesantes, la playa es aceptable/buena pero si queréis tomaros una copa, o cenar, después de las diez de la noche es altamente imposible 😉
Eso esta más muerto que el perejil sin regarlo una semana. NAICA, niente, NAAAAAA, las copas hay que tenerlas compradas antes 😉

El parque… Varios senderos entran a la zona boscosa y varias plataformas de cemento te conducen entre los manglares y te dejan en la playa. Que cada uno elija el suyo. Si no me equivoco nosotros los hicimos todos menos uno que estaba cerrado 🙂 🙂

Monos, perezosos, cocodrilos, mapaches, más monos, iguanas, pájaros, otro perezoso, cangrejos de mar y de tierra, mil pájaros mas, otro mono, una fracción de serpiente terciopelo, algún turista y algún guía fueron lo mas señalado de la visita. Los monos organizados para intentar robar comida, y el mapache mas listo que el hambre robando mientras los turistas luchaban con los monos 🙂
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Para mi, los varios perezosos que vimos y algunas de las playas del interior del parque merecieron que entráramos a las diez y saliéramos a las tres, muertos de hambre y luchando por ver quien pedía antes 🙂

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