Al poco de llegar a Cuzco, nos pusimos al día en historia en la Plaza de Armas, donde en 1871 Tupac Amaru II fue descuartizado por alta traición (a lo William Wallace) tras ver morir a toda su familia. En efecto, es lo que tenía ser el primer líder indígena en rebelarse contra la corona de ya sabemos quién.
Cuzco está comunicada por calles empedradas, solo las plazas permiten descansar de tanto sube y baja. Es como volver a la lentitud de otra época, aunque las tiendas de artesanía y las agencias de viajes te recuerdan que estamos en el siglo XXI.
Para hacer cuerpo antes del Camino del Inca, nos apuntamos a… «El valle sagrado de los Incas». Si los incas hubieran corrido tanto como nuestro tour, los españoles jamás habrían dado con ellos.
Al margen del inevitable estrés por respetar el planning, nos encantó que nos llevaran y trajeran, explicándonos y tal. Llegamos a Chinchero super pronto, los puestos de venta ambulante empezaban a instalarse, tiene su encanto ser el turista que llega antes que los demás. De allí, fuimos a una exhibición sobre todo el proceso de la lana (extracción, tinte, etc.) y de allí fuimos a ver las terrazas de Moray. Estas terrazas microclimáticas permitían diversificar la siembra, cada terraza está a dos grados más que la anterior. De hecho, hace un par de años se desmayó un turista debido al calor que hace en los últimos escalones. En la actualidad, no está permitido caminar por las terrazas, con el fin de conservarlas lo mejor posible. De vuelta en el bus, tuvimos una degustación «on the road» de un licor cuyo nombre no conseguimos recordar (ni con google) y de allí a Maras, unas salinas super chulas (mejor ver foto). Desde allí, fuimos a Ollamtaytambo y nos hinchamos de subir escalones… Las vistas impresionantes… ¡pero no sé por qué no tengo fotos en el álbum! Sí que hay una foto, de una mujer que tejía en la calle del mercado (trampa para turistas).
La última parada fue Pisa’q (que significa perdiz y se supone que tiene esa forma…). Se trata de un complejo de ruinas (viviendas, templos, lugares de la vida política). Impresionan muchísimas cosas, como la altura a la que esta gente se iba a vivir… ¡Pero si a mí un tercero sin ascensor ya me mata! Además, construían sus ciudadelas de acuerdo con el orden cósmico. Ya sabéis, que la luz de los primeros rayos solares dé en un lugar concreto en cada solsticio y equinoccio. Gracias a las explicaciones sobre la cosmovisión inca, íbamos más o menos preparados para el Camino del Inca. Nuestros cuerpos y mentes estaban purificados para afrontar el reto andino.
Durante toda la estancia en Cuzco nos alojamos en un sitio precioso. Paredes gruesas y encaladas, todo super rústico, faltaba ver pasar a Sancho Panza por allí. Con la mejor comida orgánica (de su propia finca en Ollantaytambo), las infusiones de hierbas andinas fueron nuestro maná durante toda la estancia. Un detalle, la wifi no les iba muy bien (esperamos de corazón que lo resuelvan pronto) pero lo recomendamos encarecidamente.
Por si alguien quiere un post más informativo y currado : https://fotografiandoviajes.com/que-ver-de-cuzco-ollantaytambo/
5 Comments
adela
abril 22, 2019 @ 18:41
MUY BONITAS LAS TERRAZAS Y SON PRECIOSAS LAS FOTOS DE LAS MUJERES CON SUS TRAJES DE COLORES, SUS SOMBREROS Y HACIENDO SUS TRABAJOS MANUALES EN LA CALLE. ME RECORDABA UN POCO A CIERTOS LUGARES DE MEXICO. CREO QUE PERU ES UNO DE LOS LUGARES QUE ME ENCANTARIA PODER VISITAR ( AUNQUE NO PUDIERA HACER EL CAMINO DEL INCA )
lorco
mayo 5, 2019 @ 05:15
El camino del inca quizás no, pero subir al machupichu SEGURO
Sol
abril 30, 2019 @ 15:13
La foto de las terrazas me gusta mucho.
¿La chapa de la primera foto es de Inca kola?
lorco
mayo 5, 2019 @ 05:14
Casi, de cerveza Cuzqueña 🙂