Y allí estábamos, recién llegados a MÉXICO LINDO, nos tocaba pillar un UBER del aeropuerto al piso alquilado, otro airbnb y esperar al día siguiente para ver a Sara.
El piso era una pasada, nos recibieron con dos cervezas en la nevera, un par de pasteles sobre la mesa y muchas ideas sobre cosas que hacer y donde ir.semana 4 - modelo
El barrio estupendo, salimos a darnos una vuelta corta y enseguida para casa, descansar del vuelo, esperar la cena y a la mañana siguiente a ver a Sara y familia.
Con sus consejos y los del piso ya teníamos organizada nuestra visita a CIUDAD DE MEXICO, lindo.
Cuando veo las fotos de nuestra primera semana en México, se me llenan los recuerdos de sabores y colores intensos. Al mismo tiempo, los consejos que nos dieron de ir a visitar los lugares más ajetreados en uber y temprano, amortiguaron esa explosión caótica que uno se imagina.
semana 4 - quijote y panza >
semana 4 - CDM
Sin duda creo que recordaremos siempre el calor, la comida y LA COMIDA. Mare mía que bien comimos y cuanto en toda esa semana.

También a destacar los mercados, creo recordar que hicimos al menos dos y no nos lo compramos TODO porque aun era principio de viaje, las maletas ya iban llenas y no era plan. Compramos poco, pero compramos suficiente para poder mandar un paquete, un paquete que nos costaría en tiempo toda una tarde y en dinero 200 veces el precio de lo que contenía, pero que narices, y lo bien que nos lo pasamos nosotros haciendo esos paquetes?

Nos movimos casi todo el tiempo andando o en taxi, el trafico, dentro de lo posible, no era muy loco y eso que hasta nos pillo una manifestación el día que nos fuimos a bailar al centro.

Comimos chiles en nogados, plato que solo se hace JUSTO a finales de septiembre. Bebimos mezcal para comer, como si fuera vino, y he de decir que me gusto la experiencia. Eso si, era un mezcal extremadamente bueno. Casi de los de preguntar si podíamos comprar la botella.

Cervezas, no se ni cuantas, hacia mucho calooooo.

Vimos Teotihuacan bajo un sol de justicia, y compartimos el templo de la Luna con unas monjitas graciosisimas que se tomaban selfies como colegialas.

Xochimilco, fue un paseo tranquilo en barcaza por los canales, muy distinto del ambiente de fiesta y borrachera que se disfruta durante el fin de semana. Al museo de Historia de Chapultepec fuimos dos veces, de la de cosas que había allí para ver e intentar entender de golpe. Y además era el aniversario de las revueltas estudiantiles del 68, además la ciudad se había eco de otras revoluciones (Japón, Paris…) con calles y centros culturales a rebosar de fotografías que recordaban que el ser humano de vez en cuando sale a la calle a luchar por sus derechos y por su futuro. Pero con humor, siempre con humor. Y es que en CDMX hay un templo al humor con un poco de todo, desde Cantinflas a la más rabiosa sátira
Hicimos cosas típicas, como desayunar en Coyoacan después de ver la Casa Azul de Frida Kahlo y hacernos un retrato invertido de ella y Diego Ribera. También fue típica la visita al mercado de artesanía, allí sí que los colores te quemaban la retina. Y los tacos te quemaban el gañote, pese a haber adaptado el menú al paladar del turista. Dos sabores que aún recuerdo, uno en La Cueva de Teotihuacan : las larvas de hormiga que sabían a queso azul. El otro, los chiles en nogada, en la mejor compañía posible (Sara & familia) que nos dejaron locos entre el sabor a nueces y el mezcal ahumado.
Las noches dieron para una clase de swing, paseos por El Barrio y una noche de cocktails en qué me enamoré de las micheladas.

semana 4 - en nogados